La aporofobia (el rechazo, aversión, odio,… al pobre por el mero hecho de serlo) desafía nuestro modo de vivir y por lo tanto, para quienes nos consideramos además seguidores/seguidoras de Jesús, cuestiona e interroga nuestro mismo ser cristianos hoy y aquí.

Por ello, el pasado martes 9 de abril,  sesión “BATU” (espacio mensual para crecer y compartir) llevaba por título: “Jesús de Nazaret al lado de los excluidos. Una buena noticia para los pobres — Nazareteko Jesus baztertuen ondoan. Pobreentzako berri ona.”

 José Antonio Badiola, catedrático en Teología Bíblica en la Facultad de Vitoria-Gasteiz, nos acompañó y nos guió desde su perspectiva, por el camino que un seguidor de Jesús debe tomar para estar al lado de los excluidos, de los pobres, que no es otro que ser uno de ellos, SER POBRE.

Lejos de ambicionar medrar, debemos compartir lo que tenemos y dejar de medrar.

Ante una sociedad mayoritariamente empobrecida, donde factores políticos y religiosos convencían de que la pobreza era un castigo divino ante el que no hay posibilidad de reacción, Jesús llega y lo cuestiona, les dice claramente “No andéis preocupados”. Con esta petición ensancha la realidad de lo que somos y lo que vivimos.

Jesús revolucionó y parece que por eso lo mataron. Su forma de vida alternativa y su crítica al sistema, se hicieron insoportables.

 A través de las Bienaventuranzas, devolvió la soberanía del Reino de Dios a los pobres y excluidos. Su forma de actuar hacia el pobre-excluido iba de la mirada compasiva a la reacción a través de la enseñanza, el envío, la curación, la multiplicación. En el Reino de Dios, la pobreza genera inclusión, no castigo.

La orientación de alguien que sigue a Jesús es “mirar hacia abajo”, atreverse a andar el camino de las bienaventuranzas.